🧨 Oro, deuda y silencio: ¿quién financia realmente el presupuesto de Nicaragua?
Desde 2011, el presupuesto de Nicaragua ha dependido de una mezcla de ingresos fiscales, deuda pública y flujos externos como ayuda extranjera, inversión extranjera directa (IED) y remesas. Pero tras la crisis sociopolÃtica de 2018, el panorama cambió radicalmente: la ayuda internacional se redujo, las remesas crecieron, y el oro se convirtió en el nuevo motor económico… aunque no sin sombras.
💸 Ayuda extranjera: de pilar fiscal a recurso marginal
Durante la primera mitad de la década (2011–2017), la ayuda extranjera fue clave para financiar proyectos de infraestructura, salud y educación. Organismos como el Banco Mundial y el BCIE canalizaron millones en asistencia técnica y préstamos concesionales. El déficit fiscal se mantuvo bajo y la deuda pública era manejable.
Pero desde 2018, tras la represión estatal y el colapso democrático, donantes como la Unión Europea y Estados Unidos suspendieron gran parte de su cooperación. La ayuda extranjera se volvió puntual, limitada a emergencias como huracanes o la pandemia. En su lugar, el régimen recurrió a préstamos opacos, cooperación con Venezuela y un aumento agresivo de la deuda interna.
📈 Remesas: el nuevo salvavidas del presupuesto
Las remesas han pasado de representar el 20% del PIB en 2020 a un récord del 28% en 2023. En un paÃs con más de medio millón de exiliados, el dinero enviado por familiares se ha convertido en el principal flujo externo que sostiene el consumo privado y reduce la presión fiscal.
Sin embargo, esta dependencia tiene riesgos: cualquier cambio en las polÃticas migratorias de paÃses receptores (como EE.UU. o Costa Rica) podrÃa afectar drásticamente la economÃa nicaragüense. Además, el uso de remesas para cubrir déficits estructurales revela la fragilidad del modelo económico actual.
⚒️ El oro: crecimiento, corrupción y contradicciones
La producción de oro en Nicaragua ha crecido de forma notable desde 2011, pasando de 205,600 onzas a un récord de 348,532 en 2021. Empresas como Calibre Mining y Hemco lideran la producción formal, mientras que la minerÃa artesanal ha proliferado en zonas como el Triángulo Minero.
Pero el auge del oro está plagado de irregularidades:
En 2023, las exportaciones de oro alcanzaron USD 1,127.9 millones, mientras la producción fue de solo 242,109 onzas.
Esta discrepancia sugiere triangulación de oro desde Venezuela o Colombia, minerÃa ilegal y posible lavado de activos.
Organizaciones como Fundación del RÃo denuncian que hasta el 30% del oro exportado proviene de fuentes ilegales, afectando territorios indÃgenas y reservas naturales.
Además, empresas vinculadas al régimen, como COMINTSA, han sido señaladas por tráfico de influencias y explotación sin regulación.
📉 Transparencia presupuestaria: el gran ausente
Nicaragua obtuvo solo 41/100 en la Encuesta de Presupuesto Abierto de 2019, y apenas 7/100 en participación pública. Esto significa que el impacto real de la ayuda extranjera, las remesas y el oro en el presupuesto es difÃcil de rastrear. La opacidad favorece el uso discrecional de fondos, la corrupción y el debilitamiento institucional.
❗ ¿Quién paga el precio?
El presupuesto de Nicaragua ya no se construye con desarrollo ni con justicia: se sostiene sobre el exilio, el saqueo y la deuda. Son los dólares del trabajo insostenible de los que huyeron, el oro arrancado de tierras indÃgenas, y los préstamos que hipotecan generaciones futuras lo que mantiene en pie a un régimen que no produce, solo extrae.
No se trata de cuánto oro sale del paÃs, sino de cuántas vidas se destruyen para que unos pocos lo acumulen. Mientras el régimen convierte los recursos nacionales en capital polÃtico y en fortunas familiares vendiendo al pais al mejor postor ayer fue Taiwan y Rusia hoy es China, mientras el pueblo paga con desempleo, abuso, hambre, desplazamiento y silencio impuesto.
"Esta no es una economÃa: es una maquinaria de extracción y represión. Y cada onza de oro exportada, cada remesa enviada, cada deuda firmada sin consulta, es una piedra más en el muro que separa al poder del pueblo y un dolar mas que tendran que pagar nuestros hijos en un futuro si acaso llegamos a verlo, y nos volveremos en otra Cuba 60+ años despues." NNG
🎢 La montaña rusa del PIB nicaragüense: ¿crecimiento o espejismo?
La economÃa de Nicaragua ha vivido una década de altibajos extremos. Desde el crecimiento moderado de los años 2011–2017 hasta el colapso tras la crisis de 2018, y una aparente recuperación en 2021 que no logró devolver al paÃs la estabilidad perdida. Pero detrás de las cifras del PIB hay una verdad más cruda: el modelo económico está sostenido por remesas, oro extraÃdo de territorios indÃgenas y deuda pública, no por productividad ni justicia social.
📉 ¿Qué muestra la gráfica?
La infografÃa revela tres momentos clave:
2011–2017: Crecimiento estable (3–5%), impulsado por inversión extranjera y ayuda internacional.
2018–2020: Colapso económico tras la represión estatal y la retirada de donantes. El PIB cae hasta -5%.
2021–2023: Recuperación parcial, con un pico del 9% en 2021, pero sin mejoras estructurales. En 2023, el crecimiento vuelve a caer a 2%.
💸 ¿Qué sostiene realmente la economÃa?
Remesas: Alcanzaron el 28% del PIB en 2023. Son el verdadero motor del consumo privado.
Deuda pública: Se disparó tras la caÃda de la ayuda extranjera. El régimen recurre a préstamos opacos para financiar el presupuesto. China.
Exportaciones de oro: En 2023, se exportaron más de USD 1,127 millones en oro, aunque la producción fue mucho menor. Esto sugiere minerÃa ilegal y triangulación.
🕳️ ¿Dónde está el desarrollo?
La inversión en educación, salud y capital humano sigue rezagada.
La transparencia presupuestaria es casi inexistente (7/100 en participación pública).
El modelo extractivista genera conflictos ambientales y sociales, especialmente en territorios indÃgenas.
⚠️ Sin justicia, no hay desarrollo
La economÃa de Nicaragua no se levanta con discursos ni con cifras maquilladas. Se levanta con dignidad, con participación ciudadana, con inversión en las personas y con un modelo que deje de enriquecer a unos pocos a costa de muchos. Pero hoy, ese modelo está roto.
Lo que vemos no es crecimiento: es supervivencia. Y esa supervivencia se sostiene sobre pilares frágiles y dolorosos. Se sostiene sobre los hombros de los exiliados que envÃan remesas desde el destierro, sobre los territorios indÃgenas saqueados por la minerÃa ilegal, y sobre generaciones enteras hipotecadas por una deuda pública que crece sin control ni transparencia.
La gráfica del PIB no muestra desarrollo: muestra una montaña rusa de crisis, represión y espejismo. El pico de 2021 no fue fruto de innovación ni justicia social, sino de consumo financiado por el exilio y exportaciones manchadas de oro extraÃdo sin regulación. Cada punto en esa curva esconde una historia de desplazamiento, de hambre, de silencio impuesto.
Y lo más alarmante: esa resistencia no puede sostenerse indefinidamente. No se puede construir futuro sobre el abandono del presente. No se puede sostener una nación sobre la fuga de talento, la destrucción ambiental y la concentración del poder económico en manos de una élite polÃtica.
Si no hay un cambio estructural —profundo, ético, participativo—, Nicaragua no enfrentará solo una crisis económica. Enfrentará una crisis de sentido, de identidad, de viabilidad como paÃs. Porque cuando la economÃa se convierte en herramienta de control y saqueo, el colapso no es una posibilidad: es una certeza que solo espera su momento.
La pregunta no es si Nicaragua puede crecer. La pregunta es si el régimen está dispuesto a dejar de sobrevivir a costa de su pueblo para que el pueblo pueda, finalmente, vivir con dignidad y democracia.
***Equipo NNG***
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